viernes, 24 de octubre de 2014

Que no se asusten.

Que no se asusten por lo que escribo,
ni por lo que escucho o digo,
ni si me oyen gritar o me ven llorar,
ni por mis dibujos.

Que no se asusten si no contesto
o si apenas hablo,
ni por mis cicatrices 
o mi mirada perdida.

Que lo hagan el día que no me apetezca dibujar,
ni escuchar música o gritar,
ese día se deberán asustar,
porque mientras haga todo lo demás es porque aún me queda fuerza,
esa especie de esperanza que me hace seguir adelante 
ya que peor no creo que pueda estar,
eso que la gente explica con lo de 
"si ya estás en el fondo, solo te queda subir".

Ese día será el que ya no vea ni siquiera la salida,
y entonces me daré por vencida y será, 
por lo tanto,
el final.


                                                                                                                                             A.

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