viernes, 18 de julio de 2014

¿sabes?


¿Sabes? Estar contigo es...
como cuando a un niño le regalan el juguete que tanto a pedido,
 o como si a un pobre le toca la lotería. 
Algo así como que todo lo malo desaparece,
 sientes que eres feliz, 
aunque sea por ese momento de ilusión
y piensas que nunca va a acabar. 


Aunque quererte es, 
más o menos, 
como entrar en una casa abandonada 
en plena noche del 31 de Octubre:
 está ese miedo al entrar que te paraliza; 
aunque sabes que te lo vas a pasar bien,
 o esas ganas de seguir adelante y llegar hasta el final
 pero también de irte corriendo y no mirar atrás...

Y es que, ¿sabes? 
no quiero quererte, 
no quiero tenerte, no.. 
porque lo bueno siempre se acaba, 
y no quiero que te acabes.


                                                                                                                                             A.

miércoles, 16 de julio de 2014

Encuéntrame.

Miro el reloj, las 04:50, 
¿cómo poder dormir si cada rincón de mi cama me recuerda que no hay nadie aquí? 
¿cómo pensar en un futuro si ni siquiera sé si podré pasar una noche más sola? 

Y es que desde que me alejé de ti, 
de todos, sigo intentando encontrarme.

Las 05:10, joder, ¿por qué no pasa el tiempo más rápido? 
¿por qué se me hacen tan eternas las noches? 
Será el insomnio, o será la maldita soledad. 
Sea lo que sea, quiero que se vaya. 

Y es que ojalá alguien me encontrara, 
quizá una tarde de verano vagando por ahí, 
y me devolviera esa yo que se fue hace tiempo, 
esa que se perdió por el ansia de volver a tener a alguien recordándole
 que es necesaria en este mundo de mierda, 
que el sufrir es tan solo una pequeña espera y,
 que escribir esto, a las 04:59, 
es un pequeño ensayo para todas las noches en vela que le esperan 
a su lado.

Encuéntrame, 
encuéntrame, 
encuéntrame. 
Si me ves por ahí,
seas quien seas, 
por favor, encuéntrame.


                                                                                                                                             A.

lunes, 14 de julio de 2014

Muchas veces he pensado en que luchar no sirve para nada, es decir, que para qué luchar si cuando consigas lo que buscabas, tendrás que luchar por algo más.

Pero después pienso en esa satisfacción cuando lo consigues, en ese "ya falta poco" cuando ves que todo empieza a salirte bien, en esos segundos de subidón después de ver que has podido con ello, y eso es lo que hace que siga luchando.

Y es que puede que, al fin y al cabo, la vida consista en eso. En luchar ya no por lo que quieres, sino por la satisfacción de haberlo conseguido, por sentirte fuerte y que nada consiga pararte. 

Igual no es nada de eso en lo que consista la vida, yo qué sé. Pero sé seguro que eso es una de las cosas de las que nos mueven a seguir soportando tantas movidas, 
¿o no?


                                                                                                                                             A.

Observa.

El cielo puede decirte lo que piensas, tan solo debes observarlo. No lo mires, observa.

Observa de esa forma en la que tu mente se silencia, tus pensamientos desaparecen y tu mirada se pierde.

No podría encontrar algo más reconfortante que el cielo. Y es que, por muy infinito que sea, por muy desconocido que parezca, siempre hará que uno mismo se encuentre, por muy perdido que esté.

Es como si al sentirte perdido, todo ese misterio del espacio, hiciera que termináramos encontrándonos, viendo entre tanto lío que no estamos tan jodidos como parece.
Y es que, qué jodido parece todo desde dentro y que tontería parece cuando se pasa. 

Por eso hay que tomarse las cosas un poco menos en serio, porque si de cada pequeño grano de arena hacemos una montaña, no nos quedará camino llano para recorrer.


(reflexiones matutinas)

                                                                                                                                             A.