Suena tonto, pero a veces me gusta sentirme querida.
Sentir que si desapareciera alguien lo notaría.
Creo que todos, más de una vez,
agradeceríamos que alguien nos llamara por la noche porque si,
para recordarnos que somos importantes, o simplemente alguien.
Y es que a veces de tanto odiar se nos olvida querer,
o al menos decir qué queremos, a quién queremos.
Propongo más te quieros sinceros y menos odio.
Más gratas sorpresas y menos orgullo.
Más abrazos, menos odio,
más amor,
amor,
amor...
A.
A.
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